Los servicios de
suministro de agua potable y saneamiento son de carácter fundamental para
cualquier sociedad, y su adecuado funcionamiento tiene impactos muy positivos a
nivel sanitario, social y económico; pero estos servicios también son costosos,
requieren importantes inversiones en infraestructura, y además presentan costos
de operación y mantenimiento que exigen un esfuerzo y una disciplina gerencial
y de coordinación por parte de los diferentes
actores para lograr una gestión sostenible y un servicio confiable.
En Latinoamérica y el
Caribe existen diversas realidades
políticas, económicas y sociales, así como condiciones naturales que impactan
en la prestación de los servicios de agua potable y saneamiento, diversidad que se manifiesta en una amplia
gama de modelos de gestión para el sector, marcos normativos, composición
accionaria de los operadores, políticas tarifarias y de subsidios, que impactan
tanto la cobertura, la confiabilidad y la sostenibilidad de los servicios, condicionando la capacidad de los responsables del sector para financiar
las inversiones y cubrir los costos de operación y mantenimiento que se
requieren para atender adecuadamente las necesidades de la población.
En un estudio con una muestra de operadores, en
una primera aproximación, pude determinar
que empresas de agua y saneamiento en la
región pudieran ser sujeto de financiamiento para impulsar un sector caracterizado por su gran impacto
social y ambiental, y seguir cerrando las brechas en términos de cobertura de agua y saneamiento; además, de
promover aspectos relevantes en el ciclo del agua como la eficiencia energética,
la transformación digital, dentro de un marco de fortalecimiento de la institucionalidad
y gobernanza que permita la capitalización del financiamiento y la
sostenibilidad del sector a largo plazo.
Considerando que los operadores se financien
sin garantía de gobiernos, se parte de sólidos
criterios de sostenibilidad financiera y operativa, de manera que el prestador
de servicios genere los recursos suficientes con la facturación para cumplir el
servicio de pago del financiamiento en los términos pautados con las instituciones
financieras. En este sentido, consideramos los siguientes aspectos para la
selección de estas empresas operadoras: 1) Capitales de países o provincias, 2)
Economías de escala en términos de población,3) Resultados operativos y financieros
razonables, 4) Con niveles razonables de Gobernanza, evidenciado con metas de
eficiencia y fortalecimiento, 5) Niveles de apalancamiento conservadores, 6)
Infraestructura robusta y 7) Estados financieros auditados por firma
independiente.
Con estos criterios se obtuvo una muestra de 20
empresas de diferentes países de la región: Argentina, Agua y
Saneamiento Argentinos (AYSA). En Brasil,
una muestra de cinco empresas: Compañía
de Saneamiento del Estado de Sao Paulo (SABESP), Compañía de Saneamiento de
Minas Gerais (COPASA MG), Compañía de Saneamiento de Paraná (SANEPAR), Empresa
Baiana de Agua y Saneamiento (EMBASA), Saneamiento de Goias (SANEAGO) e Iguá
Saneamiento (IGUA). En Bolivia, la empresa de Servicio de Agua Potable y
Alcantarillado de Santa Cruz (SAGUAPAC). En Chile, la empresa Aguas
Andinas. En Colombia siete empresas: Empresas Municipales de Cali
(ENCALI), Aguas de Cartagena (ACUACAR), Agua de Manizales (MZL), Acueducto
Metropolitano de Bucaramanga (AMB), Aguas Kpital Cúcuta (AKC), Empresas Publica
de Medellín (EPM), Empresa de Acueducto, Alcantarillado y Aseo de Barranquilla (EAAAB),
Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá y Las Ceibas, Empresa Pública
de Neiva (LCEPN). Costa Rica, el Instituto Costarricense de Acueductos y
Alcantarillados (AYA). En Ecuador, la Empresa Pública Metropolitana de
Agua Potable y Saneamiento de Quito (EPMASPS) y Empresa de Telecomunicaciones,
Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento de Cuenca (ETAPA). México, la
Empresa Servicio de Agua y Drenaje de Monterrey. Perú, Servicio de Agua
Potable y Alcantarillado de Lima (SEDAPAL). República Dominicana,
Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santo Domingo (CAASD) y en Uruguay,
Obras Sanitarias del Estado (OSE).
La metodología se basó en la experticia que tengo
para el análisis de crédito, con el fin de determinar la capacidad de pago de los
prestatarios, partiendo de los estados financieros auditados de las empresas
como materia prima fundamental para la evaluación, con lo cual se construyó un
modelo financiero sencillo con indicadores que revelen la situación financiera
y operativa de las empresas. Esta investigación
refleja el desempeño de la empresa a través de indicadores como: la evolución de las ventas por facturación,
los márgenes financieros, los resultados netos, así como la solvencia, endeudamiento,
apalancamiento, incluso la rotación de las cobranzas. También, se obtuvo
indicadores técnicos de las empresas como las coberturas de servicio, índice de
ANC, producción de agua, longitud de red y otros. No obstante, en esta fase de la
investigación para la selección de la muestra, se consideró básicamente los
indicadores financieros y operativos.
Con el análisis de los indicadores financieros
y operativos encontramos tres niveles de empresas en términos de
resultados. Un primer nivel de empresas caracterizadas por: 1)
Sostenibles financieramente con altos márgenes operativos y resultados, 2) Altos
niveles de eficiencia y cobertura de los servicios cerca del 100%, 3) Con
solida Gobernanza y Transparencia, 4) Cotizan en la bolsa de Valores (mercado
de capitales) y tienen fácil acceso al financiamiento. Un segundo nivel
de empresas, caracterizado por: 1) Sostenibles financieramente con moderados
márgenes operativos y resultados, 2) Moderados niveles de eficiencia, transparencia
y gobernanza, 3) espacio para mejorar en estos aspectos, 4) no cotizan en bolsa,
pero tienen acceso al crédito. Un tercer nivel, caracterizada por: 1) No
son sostenible financieramente 2) Reciben transferencias de los gobiernos y son
una carga fiscal, 3) Necesidad de fortalecimiento Institucional y Gobernanza,
4) No tienen acceso al financiamiento, 5) En general, requieren capitalización permanentemente.
El análisis de los estados financieros también
reveló características relevantes en términos de activos de los operadores de
agua y saneamiento de la región: 1) El activo fijo es el más importante en el
balance evidenciando la infraestructura compleja (equipos) con la que operan para cumplir el objetivo de
agua y saneamiento, 2) Dentro de la infraestructura, se observa un componente
importante de Obras en Proceso, que evidencian la naturaleza del ciclo del agua,
con su necesidad de realizar inversiones permanentemente, por obra nueva o por
mantenimiento, 3) Necesidades de
financiamiento a largo plazo para expandir la infraestructura compleja y su
mantenimiento, 4) En general, altamente capitalizadas como contrapartida al activo
fijo, 5) La mayoría de los operadores
son propiedad estatal, y en menor proporción privado, 6) En promedio, el índice
de agua no contabilizada es alto y se constituye en un desafío a superar de
manera de bajar costos y mejorar la eficiencia.
En este sentido, dada la infraestructura robusta
y compleja de los operadores de agua y saneamiento, estamos en presencia de un
proceso con naturaleza de ciclo operativo complejo, evidentemente, superior al
ciclo operativo de una empresa comercial, y quizás superior al ciclo operativo
de una empresa manufactura y de otro servicio. En efecto, un operador de agua y
saneamiento, en su proceso o ciclo del agua, tiene que lidiar con riesgos de
infraestructura compleja, riesgos ambientales y climáticos, riesgos
regulatorios, riesgos financieros, riesgo de liquidez, todos como los de una
empresa compleja; pero, además, cumplir con los Objetivos de Desarrollo
Sostenible (ODS) en términos de cobertura de agua y saneamiento a precios
razonables. Sin duda, es un universo complejo el ciclo del agua.
Por el lado del pasivo y de las fuentes de
fondos, en general las empresas presentan una fuerte capitalización como
contrapartida al activo e infraestructura de largo plazo que las caracteriza,
por razones de calce de plazo en términos financieros. Hay una clara diferenciación
que las empresas más vulnerables y no sostenibles financieramente, las
perteneciente al tercer nivel, son las que reflejan mayor nivel de
capitalización de los gobiernos, precisamente para mitigar esa debilidad y
porque no tienen acceso al crédito. Las empresas del segundo y primer nivel,
sostenibles financieramente, tienen acceso al crédito, soberano y en algunos
casos no soberano, y financiamiento de largo plazo para fondear obras de largo
plazo y guardar con el principio financiero de apareamiento (largo plazo se
financia con largo plazo). En los operadores con acceso al financiamiento
encontramos: Bancos de Desarrollo, Bancos Multilaterales, Bancos Comerciales, Emisiones
de Bonos, Instrumentos Financieros de Gobierno (FIA /Colombia). También
encontramos, Asociaciones Publico Privadas (APP), y Concesiones de Servicios a
privados.
El sector agua y saneamiento tiene muchos
desafíos por delante, fortalecer la institucionalidad y gobernanza del sector es imperativo para atraer recursos para
proyectos sostenibles que aumenten la capacidad de los operadores y la
cobertura de los servicios con calidad y precios razonables para la población. Existen
experiencias exitosas en la región, modelos de gestión de los que se pueden extraer
lecciones para replicar en operadores con menos éxito. Lecciones de las
empresas del primer nivel hacia empresas del segundo y tercer nivel. Desde este
blog, vamos a ir revisando ciertas experiencias de algunos operadores
relevantes de la región, basados en estados financieros y reportes, que gracias
a las normas de transparencia se encuentran disponibles en la web.
Por Jairo Zapata.
Con agradecimiento a Raul Caldevilla por la revisión de la nota. Y al economista Federico Forsythe por sistematizar la información e indicadores.

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